Carrusel de Imágenes
Carrusel de Imágenes (leer en Pasajes del Alma)
El abismo del pozo y la incertidumbre de la llegada. La espera en solitario es un litigio al interiorismo. El decorador de interiores hace una mirada al piso de pernoctación que es la mente. Un agujero enorme en el que se baten y revuelven todo tipo de productos emocionales y destilados del raciocinio.
¡Por fin llega! Dentro, el individualismo cobra vida en el silencio roto por los pequeños núcleos sociales. A mi derecha, un carrusel de imágenes que se deslizan tan rápido como mi consciencia.
Los olores a galletas rancias provenientes de la tercer edad se difuminan a medida que me olvido de mi entorno. Algún grito de una niña repelente intenta darle una patada a mi concentración. El momento lo es todo.
Caigo, estoy cayendo en un túnel húmedo de situaciones emocionales. Es un viaje abstracto en el que accidentalmente uno se dedica a la reflexión. El torrente de “y sis” atormenta la espiral en la que floto totalmente sobrio y alejado de cuanto me rodea.
Soy un ángel de papel, un pequeño cráter de Enceladus, la burbuja salivosa en la boca del cangrejo, una página Web que resiste en un hosting gratuito desde hace 10 años sin actualizarse… Soy la memoria que cobra vida más allá de los ojos.
¡Maldita máquina ruidosa! El rítmico y atronador sonido de este ingenio de diesel me empuja fuera de mi quimérica realidad.
El tren sigue adelante, pero mi mente no está en el mismo vagón.