El dragón que se tiraba pedos
Había una vez en un reino lejano, dos princesas llamadas Sara y Sofía. Eran las hijas del rey y la reina y eran muy amigas. Un día, mientras paseaban por los jardines del castillo, escucharon un rumor acerca de un dragón que vivía en las montañas cercanas y que tenía un problema muy peculiar: se tiraba pedos muy fuertes y malolientes que hacían que todo el reino se llenara de un olor desagradable.
Sara y Sofía se sintieron intrigadas por este rumor y decidieron ir en busca del dragón para ayudarlo. Prepararon sus caballos y montaron hacia las montañas, armadas con su coraje y su determinación.
Después de varios días de viaje, llegaron a la cueva donde se decía que vivía el dragón. Al entrar, se encontraron con una criatura enorme y verde que dormía profundamente. El olor era tan fuerte que casi las hizo desmayar, pero Sara y Sofía no se rindieron.
Se acercaron al dragón con cuidado y lo despertaron suavemente. Al principio, el dragón se mostró asustado y no entendía lo que las princesas querían de él. Pero cuando supo que habían venido a ayudarlo, se emocionó y les contó su problema.
Las princesas, con la ayuda de algunos sabios del reino, desarrollaron una poción especial que ayudaría al dragón a controlar sus pedos y a reducir el mal olor. Le dieron la poción al dragón, quien la bebió con agradecimiento.
A partir de ese día, el dragón ya no se tiraba pedos tan fuertes y malolientes. El reino se llenó de un aire fresco y limpio, y todos estaban felices. Sara y Sofía se habían convertido en las heroínas del reino y siempre serían recordadas como las princesas que salvaron al dragón que se tiraba pedos.