¿Hay que arreglarse para teletrabajar?

¿Hay que arreglarse para teletrabajar?

En lugar de daros una respuesta binaria, os voy a plantear la siguiente reflexión:

El teletrabajo consiste en encontrar el equilibrio entre el trabajo que se cuela en tu casa y tu casa que se cuela en el trabajo.

¿Qué hacías en el trabajo presencial?

¿Ibas en pijama a la oficina?

¿Te duchabas y aseabas antes de ir a trabajar (o la noche antes)?

¿Seguías el dress code (si lo hubiera) de tu empresa?

¿Te presentabas en bañador y chanclas a una reunión con un cliente?

¿Te ponías una bolsa de papel para que no te vieran la cara?

Estas preguntas de fácil respuesta podrías planteártelas también en el teletrabajo.

La importancia de poner la Webcam

El teletrabajo lleva consigo muchas ventajas e incluso ahorros económicos (como el del transporte si no ibas andando a tu oficina o los costes de una oficina para los empresarios).

No obstante, también tiene una gran debilidad: la impersonalización y pérdida de contexto.

En una oficina podías percibir rápidamente si había tensión, si el equipo estaba más relajado, si había algún problema entre diferentes miembros o si simplemente todo el mundo estaba trabajando concentrado en sus responsabilidades.

¿Y teletrabajando?

Más allá de mensajes corporativos a través de plataformas de mensajería instantanea o email, teletrabajando a veces es muy complicado saber cómo está tu entorno, la empresa o tus compañeros.

A mi juicio, activar la webcam en las llamadas, ya sean internas o con clientes u otros proveedores, es esencial. Gracias a esto, no solo estamos intentando acercarnos más a la experiencia presencial, sino que enriquecemos muchísimo el lenguaje no verbal. Habrá personas que, debido a su tono monocorde o forma de hablar no nos den pistas de si están ironizando o cómo se sienten con lo que están diciendo. Tener una referencia visual nos ayuda a ver cómo puede reaccionar otra persona ante algo que has dicho: desde un levantamiento de cejas, una mirada, un gesto o directamente una interjección. Omitir ese canal es condenar la comunicación al audio, que no siempre es la mejor vía debido a solapamientos o la mejor o peor calidad que puedan tener los diferentes participantes.

Para mí la webcam es impescindible teletrabajando.

Estoy en mi casa, ¿por qué debería poner la webcam y que invada mi espacio personal todo el mundo?

Este razonamiento me lo han hecho unas cuantas personas. Me vuelvo a remitir a la frase del principio de este artículo. Hay que encontrar el equilibrio entre “tu casa en el trabajo y tu trabajo en tu casa”. Tienes derecho a la intimidad, pero prácticamente todas las plataformas que permiten videollamadas empleadas profesionalmente tienen una funcionalidad para aplicar un difuminado del fondo o reemplazarlo por otra imagen (Teams, Meet, Zoom, etc..). Con eso tienes parte de la privacidad ganada. Aún así, puede ser que tengas otros convivientes que puedan oírse o aparecer en escena. Ahí creo que tiene que haber empatía por todas las partes. En según qué contextos, a veces es imposible que no aparezca un niño. ¿Y qué vas a hacer? Ambos estáis en vuestra casa y el menor no comprenderá tan fácilmente que tú estás realmente en el trabajo.

Como preguntaba antes, ¿en el trabajo te pondrías una bolsa de papel en la cabeza para que no te vieran? ¿Verdad que no? (aunque alguna vez te hubiera gustado hacerlo). Pues teletrabajando tampoco lo hagas.

Aún así, ¿debería arreglarme para teletrabajar?

Aquí hay dos capas a equilibrar. ¿Te vas a arreglar por ti o por los demás? Te diré lo que yo opino: POR AMBOS.

Aparecer en las dailies en pijama o con la misma ropa todos los días ¿qué imagen crees que estarás proyectando de ti mismo? ¿lo harías en el trabajo presencial?

No olvidemos que, aunque estés en tu casa… ¡estás trabajando! ¡sé un/a profesional! ¡Hazlo por los demás!

La otra capa sería por ti mismo. ¿No te sentirás más a gusto limpio? ¿no te sentirás mejor siguiendo las mismas rutinas que tenías trabajando en persona? ¡Hazlo también por ti!

Vale me has convencido ¿hasta dónde llego con eso de arreglarme?

No trataba de convencerte, solo de exponerte hechos y hacerte ver que teletrabajar sigue siendo trabajar y que tengas en cuenta los límites que no transgredías presencialmente y que igual en remoto estás obviando.

Voy a resumirte algunos puntos de hasta dónde te recomiendo que llegues teletrabajando:

  1. Siéntete cómodo y donde fueres haz lo que vieres, como me dijo una vez mi anterior responsable de recursos humanos.
  2. Que la rutina te haga sentirte confortable. Dúchate según tu criterio y arréglate de tal forma que te sientas cómodo contigo mismo y con lo que verán los demás.
  3. Vístete acorde al sentido común. Si tienes reuniones con el cliente, vas a ser la representación de tu empresa para ellos. ¿Qué quieres que piensen de tu empresa?
  4. Lleva zapatillas o chanclas. Lleva pantalón de chándal o pantalones cortos. ¡Lo que quieras, pero cuidado al levantarte en una call! Normalmente se nos suele ver de cintura para arriba, así que siéntete cómodo.

En mi caso sigo las mismas rutinas que tenía en el trabajo presencial. Me levanto más tarde porque no tengo que conducir, pero me ducho todas las mañanas, peino y… ¡me echo colonia! Esta revelación ha sorprendido a algunos amigos que me han dicho «¿Para qué, si nadie te va a oler?»; a lo que yo respondo «¡pero yo sí!». Ya no es solo que forme parte de mi rutina, sino que me hace sentirme mejor y estoy más a gusto.

En conclusión…

Por respeto a ti mismo y a los demás, intenta que la experiencia en el teletrabajo sea lo más parecido a trabajar presencialmente.

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