La bruja enamorada
Había una vez una bruja llamada Lucinda, que vivía en lo alto de una montaña. Lucinda era una bruja solitaria que rara vez veía a otros seres humanos, pero un día, mientras caminaba por el bosque, vio a un príncipe montando un hermoso caballo blanco.
Lucinda se enamoró del príncipe a primera vista. Él era tan guapo y elegante, y parecía tan valiente. Pero Lucinda sabía que no tenía ninguna oportunidad con él en su forma actual, ya que se veía muy diferente a las hermosas princesas con las que el príncipe solía salir.
Entonces, Lucinda decidió hacer algo al respecto. Usando sus habilidades mágicas, creó un hechizo para cambiar su aspecto. Se transformó en una princesa encantadora con un vestido espléndido y un pelo largo y sedoso.
Con su nuevo aspecto, Lucinda se acercó al príncipe y se presentó como una princesa recién llegada de un lejano reino. El príncipe estaba sorprendido y encantado, y comenzó a cortejarla de inmediato.
Lucinda estaba feliz de haber capturado la atención del príncipe, pero sabía que el hechizo no podía durar para siempre. Temía que si el príncipe se enteraba de su verdadera identidad, lo perdería para siempre.
Pero a medida que pasaba el tiempo, Lucinda se dio cuenta de que no era el aspecto lo que le importaba al príncipe, sino su personalidad y su inteligencia. Comenzó a disfrutar de su tiempo juntos y se enamoró aún más del príncipe, y se dio cuenta de que no necesitaba el hechizo para ser feliz.
Finalmente, decidió revelar su verdadera identidad al príncipe. Al principio, el príncipe se sorprendió y se sintió un poco engañado, pero después de hablar con Lucinda y conocerla mejor, se dio cuenta de que ella era la persona de la que estaba enamorado, sin importar cómo se veía.
Lucinda y el príncipe vivieron felices para siempre, y Lucinda aprendió que no hay necesidad de cambiar quién eres para ser amado y aceptado.