Sandra y el arco iris mágico
Había una vez un hada llamada Sandra que vivía en un bosque encantado. Sandra era muy feliz y le encantaba volar por el cielo con sus hermosas alas de colores. Un día, mientras jugaba con sus amigos, se encontró con una nube muy oscura y tormentosa. Sandra sintió curiosidad y se acercó a ver qué había dentro. Pero cuando entró en la nube, sintió un fuerte golpe y cayó al suelo. Al mirarse las alas, se dio cuenta de que se habían vuelto grises y sin brillo. ¡La nube era una trampa de un brujo malvado que odiaba a las hadas y les robaba sus colores!
Sandra se puso muy triste y empezó a llorar. Sus amigos la consolaron y le dijeron que no se rindiera, que seguro que había una manera de recuperar sus alas. Entonces, uno de ellos recordó que había oído hablar de un arco iris mágico que podía conceder cualquier deseo. Sandra se animó y decidió ir a buscar el arco iris. Sus amigos le dijeron que la acompañarían, pero ella les dijo que prefería ir sola, porque era su responsabilidad.
Sandra se puso en camino y atravesó el bosque, sorteando muchos peligros y obstáculos. Por fin, llegó a una montaña muy alta, donde vio el arco iris brillando en el cielo. Sandra se llenó de esperanza y empezó a subir la montaña con mucho esfuerzo. Cuando llegó a la cima, se acercó al arco iris y le pidió su deseo:
– Por favor, arco iris mágico, devuélveme mis alas de colores para poder volar de nuevo.
El arco iris la miró con ternura y le dijo:
– Sandra, eres muy valiente y has demostrado tener un gran corazón. Tu deseo es justo y merecido. Pero antes de concedértelo, quiero hacerte una pregunta: ¿Qué harías si pudieras volar de nuevo?
Sandra pensó un momento y respondió:
– Si pudiera volar de nuevo, me gustaría compartir mi alegría con todos los seres del bosque y ayudarlos en lo que necesitaran. También me gustaría encontrar al brujo malvado y perdonarlo por lo que me hizo, porque creo que todos merecen una segunda oportunidad.
El arco iris sonrió y le dijo:
– Sandra, tu respuesta me ha conmovido. Eres una hada muy especial y generosa. Tu deseo está concedido.
Entonces, el arco iris envolvió a Sandra con su luz y le devolvió sus alas de colores. Sandra sintió una gran emoción y se elevó por el aire, dando gracias al arco iris. Luego bajó de la montaña y volvió al bosque, donde sus amigos la esperaban con alegría. Sandra les contó su aventura y les mostró sus alas. Todos la abrazaron y celebraron su regreso.
Desde ese día, Sandra fue más feliz que nunca y cumplió su promesa de ser amable y bondadosa con todos los seres del bosque. Y cada vez que veía un arco iris en el cielo, le enviaba un beso y le agradecía su magia.