Vivà asÃ, solo, sin nadie con quien hablar verdaderamente, hasta que tuve una averÃa en el desierto del Sahara, hace seis años. Algo se habÃa roto en mi motor. Y como no tenÃa conmigo ni mecánico ni pasajeros, me dispuse a realizar, solo, una reparación difÃcil. Era, para mÃ, cuestión de vida o muerte. TenÃa…
