¿Para qué haces lo que haces?

¿Haces lo que haces para sobrevivir? ¿Para conseguir un objetivo? ¿o lo haces por la inercia de hacer las cosas sin pararte a pensar por qué lo haces?

¿Y si cayera un meteorito mañana y se fuera todo a tomar por culo? ¿Seguirías haciendo lo que haces, o al menos de la forma en que lo haces?

Hace bastante que no escribo ninguna entrada con el sello personal propio de un blog. La falta de tiempo limita mis entradas al club del entretenimiento de imágenes, vídeos y la ocasional reseña del último libro que me haya leído.

El objetivo de esta entrada es cuestionarnos a nosotros mismos; no para ponernos transcendentales sino para pararnos un segundo a pensar si estamos haciendo realmente el subnormal con nuestras vidas.

Si supieras a ciencia cierta que vas a morir mañana, ¿a que vivirías de otra forma? No quiero decir que haya que vivir en el desenfreno o la desidia sin prestar atención a las «obligaciones» diarias que nos permiten tener ingresos y un mantenimiento (trabajar, cocinar, limpiar, hacer la compra, etc…).

Me refiero a cómo haces lo que haces. Si intentas tomarte todo a buenas en lugar de buscar malinterpretar las acciones de los demás, o si siempre recibes a todo el mundo con una sonrisa, habrá más posibilidades que el mundo te sonría.

Así que… piensa en lo que haces, para qué lo haces, y cómo lo haces. Cambia el chip, que todo el mundo puede cambiar, y verás como eres más feliz.